El Hospital Universitario de Jaén se suma a la conmemoración del Día Mundial de la Hemofilia, iluminando de rojo en el día de hoy la fachada principal del Hospital Neurotraumatológico, con la intención de hacer visible y sensibilizar a la ciudadanía sobre esta enfermedad. De este modo, el centro se une a la campaña internacional que reconoce el esfuerzo de pacientes personal de la salud, por afrontar, de manera integral, esta condición.
La Hemofilia es una enfermedad genética de la coagulación, si bien existen casos de hemofilia adquirida secundaria a otras patologías, como el cáncer o procesos auto inmunes. Las personas con hemofilia tienen una disminución o ausencia de los factores VIII o IX. La falta de estos factores hace que la sangre no coagule correctamente. El sistema de la coagulación funciona gracias a muchas sustancias y factores que trabajan conjuntamente en lo que se llama “cascada de la coagulación”. Si uno de ellos no actúa correctamente, la cascada se interrumpe y el coágulo que impide el sangrado, es decir, tarda más en formarse. Por este motivo, el principal síntoma es la tendencia a las hemorragias, cuya severidad variará en función del nivel de factor de coagulación y de la localización.
Hay dos tipos de hemofilia congénita: Hemofilia A (déficit de factor VIII) y Hemofilia B (déficit de factor IX). La hemofilia A es hasta cinco veces más frecuente que la B. Son causadas habitualmente por una mutación o cambio en uno de los genes que da las instrucciones para producir el factor de la coagulación. Esta alteración puede hacer que las proteínas de la coagulación no funcionen correctamente o que directamente no estén presentes. Estos genes se localizan en el cromosoma X. Por lo tanto, no se contagia, sino que se trata de una enfermedad hereditaria ligada al cromosoma X, lo que significa, en este caso, que la transmiten las mujeres (portadoras) y la padecen los hombres.
Actualmente, la administración regular de concentrados del factor deficitario mejora la coagulación y, por ende, la calidad de vida. Este tipo de tratamiento logra reducir al mínimo la aparición de procesos hemorrágicos, lo que contribuye a equiparar la calidad de vida de los afectados con la del resto de la población. De ahí la importancia de los servicios de Hematología para mantener bancos de sangre para la preparación del factor VIII, realizar el diagnóstico de esta enfermedad y monitorizar y adecuar la terapia en función de los nuevos avances.
Así pues, los hematólogos se dedican al diagnóstico, tratamiento y seguimiento de estos pacientes a lo largo de toda su vida. En Jaén se trabaja en alianza mediante un equipo multidisciplinario y abordaje integral que incluye a los servicios de Hematología, Traumatología, Rehabilitación, Radiología, Pediatría y profesionales odontólogos, de enfermería y de psicología.